La BlockchainCadena de bloques en español— es un concepto tecnológico surgido de la mente del misterioso Satoshi Nakamoto. En enero del año 2009 entró en funcionamiento para servir de columna vertebral a su otra gran creación: la moneda electrónica Bitcoin.

El objetivo: fundar un sistema de pago descentralizado, independiente por completo de terceros (bancos, autoridades centrales, auditores, notarios) y que actuara por consenso distribuido entre los mismos usuarios,

En conjunto se trata de una idea revolucionaria, que ha sido adoptada por la mayoría de criptomonedas creadas en los últimos años.  Esto, a raíz del enorme éxito de Bitcoin y que, asimismo, están aplicando cada vez en mayor número los sistemas informáticos de todo tipo de empresas. Sin embargo, el blockchain no debería considerarse un invento propiamente dicho, sino la combinación de diversas tecnologías ya existentes, ligadas entre ellas —eso sí— de un modo absolutamente original y novedoso.

En la Cadena de bloques de Bitcoin, por tanto, nos encontramos con la confluencia de técnicas provenientes de distintos campos. Dichas técnicas, tomadas por su orden de intervención en la secuencia del proceso, las podemos dividir en las siguientes 3 etapas o módulos.

Fotografía general de la Cadena de Bloques

Criptografía de dos claves: clave pública y privada

Lo primero que debemos tener en cuenta es que este conjunto de tecnologías yuxtapuestas, de procesos que se van solapando unos a otros, fue concebido y desarrollado como el esqueleto y soporte de bitcoin, que no es sino un sistema de pago, un medio de intercambio digital entre personas.

Así, a la hora de hacer una transacción cualquiera con bitcoins, tendremos a dos individuos. Cada uno de ellos ha de poseer un criptomonedero electrónico (wallet) Bitcoin, que contiene tanto archivos públicos como encriptados, y que funciona de modo semejante a una cuenta bancaria.

Todos los monederos incluyen dos claves o keys.

  • La clave pública, una secuencia alfanumérica de entre 27 y 34 caracteres, lo que vendría a ser el número de cuenta, y que le sirve a cada usuario para identificarse, o lo que es lo mismo, como dirección en la red Bitcoin.
  • La clave privada (un número de 256 bites), que está ligada —asociada matemáticamente— a la clave anterior, pero que resulta imposible de desvelar a partir de ésta y, por añadidura, es una clave secreta.

De esta forma, para que uno le haga llegar una cierta cantidad de bitcoins al otro, previamente debe conocer la clave pública del segundo y luego, para autorizar la transacción, es imprescindible que firme digitalmente desde el billetero electrónico con su key privada.

Una vez que el usuario haya recibido el mensaje que informa de la operación, éste puede comprobar la autenticidad de la misma examinando la dirección o clave pública, que como decimos ha de estar en consonancia con la firma digital del documento.

En definitiva, se trata de un procedimiento, basado por entero en la criptografía asimétrica. Se establece para crear un sistema de referencia e identificación digital que resulte lo más seguro —fiable— posible y, a la vez, proteja la privacidad del usuario, pues las transacciones con bitcoins no contienen datos personales, como en cambio sí sucede al realizar transferencias bancarias, compras online y otras operaciones hechas con monedas nacionales.

No obstante, esta criptografía de dos claves: una que nos sirve para identificarnos (de autenticación), y aquella que utilizamos para conceder el permiso (de autorización), constituye sólo la primera etapa —y filtro—dentro del complejo mecanismo de la Cadena de bloques.

Foto explicativa del funcionamiento de la criptografía de dos claves: pública y privada

Red de distribución entre iguales

En el segundo peldaño tenemos una (inmensa y potentísima) red entre pares o p2p que, por medio de la interconexión de miles de computadoras dispersas por el orbe, permite el intercambio directo, continuo e inmediato de información dentro de la red Bitcoin.

Estos ordenadores reciben cada uno de ellos el nombre de nodos y son imprescindibles eslabones para la cadena. También asumen el rol de testigos de las transacciones con bitcoins que van produciéndose a cada momento en cualquier punto del planeta.

Cualquier nodo individual de la red, así, puede considerarse como un pequeño agente que presencia la realización de una transferencia de bitcoins entre dos usuarios cualesquiera. Después, al comunicarla al resto de nodos, la está haciendo pública y dando validez… Aunque si bien la transacción no sea aprobada definitivamente hasta pasar por un nuevo filtro —¡otro más!—, que veremos en el siguiente apartado.

Volviendo al ejemplo anterior, al ser enviados los bitcoins, una pequeña estructura toma forma.

Esta estructura contiene la siguiente información :

  • las claves públicas de ambos usuarios,
  • la firma del emisor,
  • una marca de tiempo,
  • el monto en bitcoins o satoshi,
  • diversos scripts (archivos con órdenes para el bloqueo o desbloqueo, que en el caso particular de Bitcoin remiten a ciertas condiciones que han de cumplirse para que se efectúe la transferencia) y,
  • en ocasiones —no siempre—, un valor de hash asociado a todo el contenido del bloque, que sirve de breve resumen identificador y, al mismo tiempo, actúa como garante de que los datos son verdaderos.

Se trata, en definitiva, cada bloque, de una estructura de datos compleja que, en el momento de darse por concluida —al reunir una serie de requisitos—, va a ser recogida por algún ordenador o nodo, enviada por éste a otros nodos con los que se halle entonces en conexión y, así, distribuida a través de la red Bitcoin.

Foto de red de distribución entre iguales

La Blockchain o libro mayor de registro

Una vez que se han llevado a cabo las dos fases anteriores, y tenemos a las transacciones de bitcoins circulando por entre los nodos de la red, llega el momento de la verdad: el del registro definitivo.

Para ello, echando mano de otra tecnología preexistente, en concreto el sistema de prueba de trabajo (Proof of work system) creado en 1997 por Adam Back para poner freno al correo basura y conocido como Hashcash, el inventor (o inventores) de bitcoin desarrollaron otro sistema de prueba de trabajo mediante el cual las transacciones realizadas con la criptomoneda se irían agrupando en bloques. Éstos, a su vez, en una larguísima, más y más extensa cadena, donde cada bloque queda ligado a un bloque anterior.

¿Por qué esta proof of work de Bitcoin?

Pues en primer lugar con la idea de proteger los intercambios realizados con la divisa electrónica de falsificaciones y todo tipo de ataques informáticos. Para manipular los datos de un bloque —y dentro de éste cada transacción—, habría que modificar los datos del bloque previo y los del anterior a éste y los del precedente… y así hasta llegar al primero de todos, el bloque Génesis de Bitcoin.

Pero esta prueba de trabajo sirve a otro propósito si cabe más esencial: el de incentivar —por medio de recompensas para los ganadores de la prueba— a ciertos usuarios de la red, los llamados «mineros». Ellos, no sólo son quienes añaden cada bloque a la blockchain, sino que también se encargan de ir generando las nuevas unidades de la criptomoneda, dentro de lo que es un arduo y complejo mecanismo que se conoce como minería digital o minado de bitcoins.

Las transacciones en el blockchain sólo quedan registradas de manera definitiva, permanente, sin posibilidad ya de ser borradas, cuando el bloque en el que se encuentran ha pasado a formar parte de la blockchain, permaneciendo para siempre unidas al bloque anterior de la cadena, y pronto, también, a un siguiente bloque.

Es por esto que el blockchain se considera como un fabuloso gran registro digital o libro mayor de contabilidad perfecto, donde cada mínimo dato no puede ser alterado jamás, y ello sucede por la participación y el consenso de los mismos usuarios, sin la intervención de ninguna clase de terceros.

Foto explicativa de cómo se produce una transacción en Bitcoin
Fuente: CBInsights

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