Las criptomonedas, además de funcionar como mecanismos de inversión de valores, también tienen un potencial menos explotado. Esta función viene a ser la de servir como un mecanismo de transferencia de dinero. Monedas virtuales como XRP, de Ripple, nacieron y funcionan con este propósito, pero hoy queremos hacer referencia a la principal criptomoneda del mercado, el Bitcoin, y su viabilidad como medio para realizar envío y recepción de dinero.

Actualmente, el Bitcoin es la moneda con mayor valor entre los criptoactivos. Coinmarket, ubica su valor en más de 120 mil millones de dólares, lo cual la convierte en un activo muy preciado para su inversión. Es un criptoactivo que no está anclado a nación o institución alguna.

Por ello tiene la posibilidad de “cruzar” las fronteras, a través de un mercado global. Esto significa que no importa en dónde se encuentre una persona, puede realizar negociaciones con su moneda virtual a cualquier parte del mundo.

 El Bitcoin para cruzar fronteras

Un particular que quiera pagar por un bien o servicio en otro país, puede hacerlo con la compra de bitcoins para luego venderlos al destinatario en su moneda local.

Visto lo anterior, vale la pena revisar los costos operacionales de esta transacción. Lo primero que se debe mencionar es que el envío de Bitcoins puede estar sujeto al cobro de comisiones, según el monedero que se utilice. Por ejemplo, Localbitcoins.com, ofrece sus servicios para el envío por 0.00005 BTC por transacción y una tasa de depósito de alrededor de 0.00015 BTC por transacción.

La cifra anterior resulta bastante atractiva si se toma en cuenta que una institución bancaria puede cobrar, para realizar una transferencia internacional, comisiones de hasta el 5% del monto. Asimismo, resulta particularmente beneficioso el tiempo de espera. Si bien una transferencia desde un banco puede tardar hasta 72 horas, el cambio y transferencia mediante Bitcoins no tomaría más de 30 minutos. 

El caso venezolano

El beneficio de una criptomoneda como medio para enviar o recibir dinero, queda plasmado especialmente en naciones donde existen restricciones para la recepción de divisas. Un ejemplo de ello es Venezuela, en donde existe un férreo control cambiario. Dicho control impide la libre convertibilidad entre divisas y su moneda, el bolívar. También obliga a que todas las divisas enviadas a los ciudadanos que allí habitan, deban ser vendidas a una tasa que indica el Gobierno.

Ante tal situación, los venezolanos deben buscar las alternativas para convertir las divisas que reciban, al cambio de su moneda local utilizando la tasa que más les beneficie y no sólo la impuesta por el gobierno. 

Hablar de los tipos de cambio, oficial y paralelo, que existen en Venezuela podría tomar páginas enteras. En líneas generales se puede decir que hay un cambio oficial establecido por el Estado, para aquel que quiera vender divisas, y uno paralelo (20 veces superior). Así, siendo que el Bitcoin tiene su propio precio referencial, y no obedece a legislación territorial alguna, permite que el receptor obtenga un precio justo por las divisas recibidas.

Como se observa, el elemento descentralizador que ofrecen las criptomonedas comienza a evidenciarse. Su facultad de no depender de las regulaciones de los Estados o Instituciones, se siente cada vez con más fuerza en sus usuarios, quienes comienzan a entender las enormes posibilidades que los criptoactivos pueden ofrecerles.

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