Mt. Gox llegó a ser uno de los exchange más populares de bitcoins en los años 2013-2014 y controlaba más de la mitad de las transacciones de bitcoins, hasta que ocurrió el escándalo más grande hasta ahora visto en la corta historia de las criptomonedas.
Los inicios de la plataforma de intercambio
Todo empezó en febrero del 2010 cuando Jed McCaled, programador estadounidense, lanzó Mt. Gox; quien posteriormente se uniría al equipo fundador de Ripple. En marzo de 2011, Mt. Gox fue adquirido por Mark Karpelés, un francés apasionado por el mundo del Bitcoin y fue quien impulsó la empresa a un rápido crecimiento hasta convertirse en la plataforma de intercambio de Bitcoin más popular del mundo.
El extraño nombre de Mt. Gox proviene de “Magic: The Gathering Online eXchange”, que en realidad es una combinación del nombre del famoso juego de Cartas Magic (Magic: The Gathering) con exchange (plataforma de intercambio).
El primer hackeo y los problemas que nadie percibía
A pesar de su rápido crecimiento y que se posicionó como el exchange más popular del momento, Mt. Gox ya tenía problemas internos. En 2011, debido a que la computadora de un auditor de la empresa fue comprometida, sufrió un primer hackeo. En este caso, el hacker alteró artificialmente el valor nominal de los BTC a un precio muy bajo y luego transfirió alrededor de 2.000 bitcoins de cuentas de clientes.
Varios clientes de Mt. Gox aprovecharon el bajo precio y compraron un estimado de 650 BTC, de los cuales ninguno fue devuelto. Debido a la situación, la compañía tomó cartas en el asunto y llevaron a monederos físicos la gran cantidad de bitcoins que aun conservaban.
Posteriormente, varios miembros de la organización hicieron comentarios que dejaban una pobre imagen de la empresa, la hicieron ver como desorganizada y discordante, con procedimientos de seguridad poco eficientes, con graves problemas relacionados con el código del sitio web y otra serie de problemas que surgieron debido al mal funcionamiento del negocio.
A pesar esta debacle, Mt. Gox para el 2013 dominaba el mercado del Bitcoin, formando parte del 80% de las transacciones que se hacían con la criptomoneda.
Sin embargo, los problemas internos continuaban. En mayo de 2013, CoinLab, una empresa con la que estuvo asociada desde los inicios, demandó a Mt. Gox por $75 millones de dólares, alegando que el contrato había sido incumplido. En el contrato fue acordado que CoinLab se haría cargo de los clientes estadounidenses y eso nunca sucedió.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos inició investigaciones a una subsidiaria de Mt. Gox que estaba operando sin licencia, en consecuencia, funcionaba como un transmisor de dinero no registrado. Como resultado, el gobierno de los Estados Unidos confiscó más de $5 millones de dólares de las cuentas bancarias de la empresa.
El famoso hackeo a Mt. Gox
El 7 de febrero de 2014 ocurrió la gran debacle. Primero, se detuvieron todos los retiros de bitcoins con la excusa de que era una simple pausa en las solicitudes “para obtener una visión más clara del proceso de la criptomoneda”. Después de varios días de incertidumbre, el 24 de febrero de 2014, el exchange suspendió todos los intercambios y el sitio fue retirado de la red. En esa misma semana se filtró un documento que afirmaba que Mt. Gox había sido hackeado, donde desaparecieron 744.448 bitcoins de clientes y 100.00 bitcoins de la empresa.
Dada la situación, la compañía se declaró insolvente. El 28 de febrero Mt. Gox pediría protección por bancarrota en Japón y dos semanas después en los Estados Unidos.
El hackeo a Mt. Gox sigue siendo un misterio, pero las investigaciones posteriores concluyen que todo comenzó desde septiembre de 2011. Lo que quiere decir, que la empresa operó insolvente durante al menos dos años y terminó de perder todos sus bitcoins a mediados del año 2013. Algunas investigaciones sugieren que, incluso cuando Mark Karpelés compró la plataforma en el 2011, ya 80.000 bitcoins habían desaparecido.
A pesar que se desconoce lo que en realidad sucedió, las investigaciones indican que los bitcoins desaparecieron de los monederos online debido a una filtración. Antes de septiembre, la llave privada de Mt. Gox no estaba encriptada y pudo ser copiada, hackeada o tomada por algún miembro de la empresa.
En el año 2014, Mt. Gox publicó en su sitio web que recuperaron 200.000 bitcoins que se encontraban en antiguos monederos digitales; y que se mantendrían en fideicomiso para los acreedores mientras que la compañía se mantenía en protección para bancarrota.
Los otros 600.000 BTC siguen desaparecidos y existen quienes dicen que nunca estuvieron en Mt. Gox, sino que todo fue una estrategia de Karpelés para mostrar datos falsos.
Las consecuencias del hackeo y lo que ha sucedido en 2018
En agosto de 2015, Mark Karpelés fue arrestado en Japón bajo los cargos de fraude y malversación de fondos, sin embargo, ninguno los cargos se relacionan directamente con el robo. En 2016 fue liberado bajo fianza. Mark se declaró inocente y el juicio aún se mantiene.
Aunque el caso Mt. Gox sigue en investigaciones, una corte japonesa sacó a la compañía de protección por bancarrota e inició un proceso de rehabilitación civil.
La rehabilitación civil consiste en la devolución del dinero a todos los acreedores que perdieron sus criptomonedas durante la debacle del 2014, lo que se plantea es devolver los BTC al valor nominal que poseían en aquel momento (aproximadamente $430 dólares por unidad). Aunque es incierto aun si devolverán el dinero en forma Fiat, bitcoin o bitcoin cash, sí es cierto que Mt. Gox abrió una plataforma para que los usuarios hagan sus reclamos junto con las pruebas hasta octubre del presente año, de manera que puedan recuperar, en algún momento, el dinero perdido.
Por otro lado, Nobuaki Kobayashi, el fideicomisario de Mt. Gox, también conocido como la ballena de Tokio por los grandes movimientos de bitcoins, ha hecho declaraciones de que ha vendido 24 658 BTC y 25 331 BCH desde el 2017, con la finalidad hacer los reembolsos a los acreedores. También informó que mantendrá a las personas al tanto para que puedan obtener su dinero.
Aunque el futuro sigue siendo incierto, los acreedores tienen esperanza de que todo esto pueda terminar con un “final feliz”.
Imagen de Pixabay